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sábado, 30 de octubre de 2010

Puro Chile, en tu campo de cuerpos masacrados*

Lo cierto es que desde los inicios de lo que fue la llamada “Conquista de América” que se han cometido genocidios, eliminando a humanos y comunidades completas de etnias para la apropiación de sus tierras (anteponiéndose a cualquier intento de protección y, sublevación en defensa de su legado y patrimonio).


Luego, tras muchas revueltas -y abusos- se da pie al proceso que cambiaría la condición de Colonia a República (nación independiente). Es así como se instalan una serie de normativas para el funcionamiento de esta incipiente nación (creación de leyes e instituciones). En este contexto, claramente quienes conformaban los cabildos eran burgueses (los denominados próceres de la patria) que abocaban por la ganancia material y económica a costa de un grupo no menor de la población “chilena” conformado por esclavos, campesinos y obreros.
Sin embargo, explotados, analfabetos, pero no tontos, éstos no tardaron en organizarse para palear las injustas, e inhumanas, condiciones de trabajo y vivienda. Ante lo cual, quienes gobernaban no dudaban en responder de manera amenazante y violenta. Ello puesto que a lo largo de la historia las autoridades políticas que nos gobernado han sido primero que todo empresarios -terratenientes, ingenieros, economistas-
“¡Y ellos hablan de Patria! ¡Esos! ¡Los accionistas del patriotismo! Para ellos la patria es una empresa o una hipoteca de los tenedores de la deuda…”[1]

De esta forma, si revisamos estos halagados 200 años de patriacaeremos en la cuenta de una serie de masacres que se han cometido en nombre del imperialismo y el capitalismo. Una de la más mencionadas es la que ocurre el 21 de diciembre de 1907, la matanza obrera en la Escuela Santa María de Iquique. Sacando cuentas, hasta el año 2007 son 100 años desde aquel suceso. El centenario de un asesinato masivo.
Esto, es también parte de nuestra historia , así como muchos otros hechos –muertos- que oculta la misma, y son omitidos, tales como la matanza a obreros marítimos en las manifestaciones que realizaron en 1903, Valparaíso. O la lucha del pueblo obrero en Antofagasta el 6 de febrero de 1906, bajo el Gobierno de Pedro Montt donde se fusila a trabajadores portuarios, de ferrocarriles, muelles y otros tantos gremios. También en 1934, y esta es otra de las mas grandes masacres, el asesinato de cerca de 3 mil campesinos en Ranquil, al amparo del gobierno de Arturo Alessandri Palma
“El río de sangre de Ranquil, pues, tuvo la estremecedora virtud de desembocar en la conciencia”[2]

Por lo tanto ese relato que se nos presenta desde las instituciones (llámense colegios, ministerios, institutos y hasta universidades) –y ahora desde las celebraciones- es parcelado, censurado ¿porqué sucede esto? La historia que nos cuentan es conveniente -¿para quién?- al fin y al cabo la información que se recibe (trans)forma el pensamiento y la percepción de la realidad, en este caso la realidad de este país.

Dese el caso que este año se celebra el bicentenario de vida republicana (entiéndase como el período en que este pedazo de tierra pasa a llamarse Chile, es decir se constituye como nación –y no colonia- de un estado bárbaro a una civilización, con todo lo que implica el término). Empero no hay voces que exalten los acontecimientos de represión, de violencia y muerte –y no se trata de resentimiento-, como los que he mencionado previamente (y que no representan ni la cuarta parte del total).
Por ende me cuestiono, ¿qué actos, como los que hemos vivido este Septiembre tan parafernalizado en pos de un bicentenario de carnicerías, se realizan para conmemorar y, concientizar el proceso real de existencia republicana?
Siendo así, pienso que esto sucede como reflejo de un fenómeno social y político donde aquellas muertes cuyo origen radica en la reivindicación de derechos de trabajadores, estudiantes, artistas, etc. Son silenciadas y de esta manera las crueldades de nuestra humanidad se guardan -a menos que se trate de las muertes en batallas patrióticas”- con el fin del olvido. Mas aún, nuestra identidad no es tal sin memoria, y por eso que me parece vital hacer una revisión a cómo hemos llegado a existir como lo hacemos hoy por hoy (respecto al estado de cosas, a cómo funciona la sociedad chilena, cómo nos relacionamos, y desde qué lugar nos enfrentamos hacia el otro, ese otro que desconocemos y hasta despreciamos. Me refiero a un nivel de idiosincrasia y no de individualidades).
Entonces en lugar de indignarnos y avergonzarnos de tales hechos pienso que es mejor –y más constructivo- reflexionar sobre sus causas, estudiarlas, para así evitarlas.

Que no nos sigan embaucando con el cuento del patriotismo y el ¡Viva Chile!, que no son más que patrañas de los que tienen puesto el ojo en un billete que suda injusticias y falacias. La unión no esta en los nacionalismos, sino en la construcción de un fin común, de un accionar colectivo y organizado para alcanzar, espero más temprano que tarde, una nueva forma de subsistir y convivir, donde la única autoridad sea la conciencia.
Por NEOM.
*: Referencias del libro “Las grandes masacres” de Patricio Manns.


[1] Extracto de una carta a la FECH escrita por Miguel de Unamuno, en adhesión a la protesta estudiantil y obrera  que se cursaba en Chile. 26 de julio de 1921.
[2] Patricio Manns, Las Grandes Masacres, pág. 58.

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